jueves, 23 de agosto de 2012

CAMINO A NAXOS

Después de una grata noche vigilada por la policía de la frontera nos internamos en Serbia pero sin intención de visitar nada pues estamos lejos de Atenas para recoger a mi cuñada Cristina en el aeropuerto de Atenas.


CAMINO DE PAROS


VISTA DESDE NUESTRA CASA A LA PLAYA

 CARLOS ESTRENANDO EL EGEO

JUAN SE NOS QUEDÓ DORMIDO  AL MÁS PURO ESTILO LEONÉS

SUBIDA A METEORA

NO ES EL MUSEO DE LA GUERRA ES UN MONASTERIO

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NUEVOS CERTEZAS DE QUE GRECIA NECESITA UN RESCATE
El paisaje que atravesamos es puramente balcánico, bordeamos ríos entre cañones y atravesamos poblaciones esta vez más grandes que las bosnias y más feas también. Nos llama la atención unos coches de color rosas que descubrimos que eran taxis para mujeres. O sea, que la seguridad no está muy lograda. Por supuesto ninguna autrocaravana en el camino ni ningún coche fuera del país. Estamos fuera de cualquier circuito turístico.

Me llama la atención la cantidad de cementerios que encontramos a nuestro paso. Me viene a la memoria las burradas que se han hecho por estos lugares.

El calor cada vez se hace más insoportable. Los niños viajan atrás muy calentitos donde no hay aire acondicionado y apenas se quejan, a cambio les permito ver películas a discreción.

Conseguimos a media tarde enlazar con la autopista que nos llevará a Atenas pero para mi desgracia constato que tiene unas roderas muy bonitas a pesar de ser de pago por lo que no te puedes relajar conduciendo si no quieres acabar en la cuneta. Encontramos wifi en todos los puestos de peaje de Serbia. Y poco a poco vemos iglesias ortodoxas y menos mezquitas

Atravesamos ya de noche la frontera con Macedonia y decidimos dormir en una gasolinera que tiene wifi y actualizar el blog. Cristina pasa muy mala noche pues decía que había un señor que se puso a cantar toda la noche por un micrófono. Le explico que era un muecín que llamaba a la oración a los musulmanes y como estamos en el ramadán prácticamente les llamaban a todas horas de la noche. ¡Pues qué rollo de religión.¡

Después de compartir el desayuno con cientos de moscas de la cafetería de la gasolinera, descubrimos que una familia de musulmanes franceses había hecho un picnic a la sombra de nuestra casita. Amablemente nos dan las gracias por la sombra y nos vamos con un cierto sentimiento de culpa dejándolos a pleno sol.

Abandonamos Macedonia casi sin bajarnos de la autocaravana y entramos en Grecia para hacer noche en Meteora. Encuentro el primer síntoma de economía sumergida al no aceptar tarjetas de crédito en los peajes de la autopista ni en las gasolineras. Menos mal que nos lo habían advertido.

El acceso a MEteora por el norte es precioso, tanto que la autocaravana se queja un poquito de tanta cuesta y se calienta. Tenemos que parar hasta que las lucecitas rojas se apaguen. Espero que este susto no se vuelva a repetir.

La llegada a Meteoro es impresionante. Las enormes moles de rocas parecen esculpidas por algún loco en un ataque de furia. Hacemos noche al pie pensando en acercarnos mañana en bicicleta.

Al día siguiente, la excursión en bicicleta a los monasterios colgados se ve abortada por el intenso calor y por las cuestas infranqueables. Bajamos lo poco que hemos subido y nos acercamos en la auto. Los niños me lo agradecen mucho ( y yo también).

Los monasterios están muy “turistizados” y apenas pudimos ver algún monje que los habitase. Mucha escalera y mucho turista, españoles, sólo nosotros. Me llama la atención el horror vacui que tienen los ortodoxos para decorar sus iglesias. No pude encontrar un cm2 de pared sin decorar. En estos monasterios se mezcla la religión con el patriotismo al más puro estilo valle de los caidos. Montones de cuadros de batallas donde se derrota a los moros con odaliscas volando portando la bandera griega.

Nos disponemos a comer unas deliciosas costillas en el pueblo y nos cae una tormenta tan fuerte, que el bar se queda sin luz y no pudimos salir hasta que el río que se formó en la entrada desapareció. Después de tan accidentada comida salimos en dirección a Atenas para recoger a Cristina que se une unos días a nosotros. Después de dormir al lado de un parque hacemos zafarrancho de limpieza para que la tía no diga que somos unos cochinos.

Llegamos a la par al aeropuerto y tras saludarnos como si no nos hubiésemos visto en años, corremos a ver si podemos ir a Naxos esa misma noche. Al final conseguimos unos billetes a Paros que está al lados de Naxos, menos da una piedra.

La llegada a Paros es una fiesta. Se respira mediterráneo por todos lados y el puerto es un pueblo muy bullicioso a pesar de la hora. Decidimos cruzar la isla (20km) para dormir en un sitio tranquilo al borde del mar. Elegimos un sitio al azar en el navegador y lo seguimos fielmente. La carretera se convierte en camino y aparecimos en una playa maravillosa gracias a la imprescindible ayuda de un lugareño que parecía que nos estaba esperando a pesar de ser las 3 de la mañana. El hombre que parecía un pastor nos quería decir que teníamos que ir por el camino ancho de la izquierda . todo eso gracias al traductor de google español-griego que tengo en el iphone porque el hombre, de inglés, ni yes. ¡Si es que las tecnologías avanzan una barbaridad¡.

Nuestro primer día de playa en una isla griega es un éxito. Al borde del mar no hay mucho calor y se aguanta bien. Comemos un paellita casera como si estuviésemos en cualquier chiringuito de Valencia y nos dedicamos a bucear y a “cazar” erizos de mar y alguna medusa. Poca gente y muy civilizada. Casi todos franceses e italianos.

Por la tarde cogemos el ferri a Naxos nuestro destino final.

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