jueves, 13 de septiembre de 2012

POR FIN NAXOS

Llegar a Naxos al pueblo donde estaba alojado Stefano y su familia todavía nos llevó dos días.


Visitamos las ruinas helenas del pueblo de Naxos de las que sólo encontramos un pórtico que dominaba el horizonte del mar como si fuera un faro.

El navegador nos jugó una mala pasada y nos encerró literalmente en una maraña de caminos que cada vez se hacían más estrechos y llenos de unas púas que dejaron su indeleble huella en los laterales de la autocaravana. Llegamos al fin a una playa llena de cometas que arrastraban personas y supimos entonces que ese era el sitio.

Tras unos efusivos saludos multilingües, nos fuimos inmediatamente a la playa a ver si por fin era capaz de retamar mis lecciones de windsurf de hace 8 años. A pesar de que mi material de iniciación hice mis pinitos con las olas hasta que mis manos se despellejaron . Los niños se integraron en una babélica pandilla de italianos, franceses y españoles. Ignoro cómo se entendieron pero creo que no hubo ningún problema.
intercambio de caras eli-cris

Por la noche nos fuimos a un restaurante griego a celebrar la llegada a nuestro destino y a tomar saximi y ensaladas griegas. El vino grigo me recordó mucho a de rioja.



una siestecita....

panda multilingüe

llegamos a stefano's beach

relajo total
Tras tres días de intentar sin éxito mi perfeccionamiento windsurfero y de “dolce far miente” playero llegó el momento de irnos poco a poco a casa. Habíamos recorrido 5.500 km y todavía no sabía por donde íbamos a volver. Realmente no me apetecía cruzar de nuevo los Balcanes.

La cena de despedida fue un éxito de la mayonesa , los espárragos de navarra y del jamón ibérico (e bono el proschiuto.) Los amigos de Stefano y Leticia acabaron de agotar las existencias que llevábamos para el viaje.

Justo antes de salir para coger el ferry para Atenas , la autocaravana se cayó en un bancal de arena, tras varios intentos fallidos de remolcarlo con coche tuvimos que buscar a alguien con tractor que nos rescatase. Nunca me alegré tanto de ver un tractor.

llegada a Naxos.

camino de Atenas en fueraborda

Nos fuimos de Naxos con mucha pena y con la promesa de que no tardaría otros ocho años en perfeccionar mi estilo windsurfero, cogimos el ferry de Atenas. Esta vez nuestro barco parecía de carreras y efectivamente lo era. Parecía que íbamos e una fuera borda de 4 pisos.

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