¡Cuanto tiempo! Hace ya 5 días que no actualizamos y eso no puede ser. Hay disculpas, hemos estado muy ocupados. Ahora que están cayendo chuzos de punta, es un buen momento para contar lo que nos ha ocurrido últimamente.
Nos quedamos a 20 km. de Helsinki. La llegada fue bastante decepcionante, entramos por una calle larguísima llena de casas de 5 plantas todas iguales, sucias, grisáceas, aburridas y feas, tipo soviético. Afortunadamente eso cambió y estuvimos en una ciudad animadísima llena de magníficos edificios jundestill y arquitectura moderna a parte de varios edificios de Alvar Aalto que aquí como su mismo nombre indica lo tienen elevado a las alturas y lo explotan hasta la saciedad y la estación de Ero Saarinen (no sé si se escribe así). Nos dimos unos buenos paseos en bici, entre multitud de ciclistas. La gente de aquí es guapísima y educadísima, comimos en un restaurante y los más feos y mal educados éramos nosotros sin duda, lo que ya no sé es por dentro, pero por fuera estaba claro que pertenecíamos a un ente inferior. Los proyectos nos exigieron montar en tranvía y lo hicimos varias veces, esas son las cosas que más les divierten.
Al día siguiente cogíamos el ferry a Estocolmo, ¡un barco con camarote! Los niños estaban esperando desde hacía días esta aventura. Embarcamos en un cacho barco de 5 plantas, rodeados de camionazos gigantescos por los 4 costados, no cabía un alfiler entre nuestra caravana y los traileres que la rodeaban, parecía pequeñita, pequeñita, de canto y metiendo tripa y culo abriendo 30º la puerta, conseguimos salir de nuestra casita para subir a la zona humana. Salimos entre un estruendo de maquinaria metálica, golpes, cerramiento de compuertas, ruidos de motores, que era un espectáculo, por una acerita de 40 cm. de ancho forrada de chapa, hasta que llegamos a una puerta que nos abrió a un mundo de alfombras rojas y lámparas doradas de hace 50 años. La fauna de los ferrys no tiene desperdicio, ahí nos juntamos todo tipo de especimenes humanos. Había gente de mala vida, junto con familias tan respetables como nosotros o más, camioneros, japoneses, mochileros….Me llamaron la atención y me dieron muchísima pena unas fulanas jovencísimas, completamente borrachas, debían ser rusas y supongo que los chulos andarían por ahí.
La noche en el camarote, toledana, 2 literas para todos nosotros. Repartimos, los proyectos 1 y 2 en una arriba, los 3 y 4 en otra abajo y A arriba y B abajo, en seguida 1 y 2 se comenzaron a pelear, que si no me toques, que si quita los pies de ahí, que si me tocaba a mí…..al final 1 se bajó al suelo a dormir y decidieron que se turnarían y a los 10 minutos dice 1 a 2 me toca a mí, y baja 2 y sube 1, al cabo de otros 10 minutos, otro turno y así sucesivamente hasta que A o B o A y B, no recuerdo bien, dimos un bocinazo, está claro que les falta mucho para ser un proyecto terminado.
Me voy a cenar, cuelgo esto y luego sigo….
Pues no solo he cenado, sino que he dormido, desayunado, comido y visto un museo, además de otras cosas que carecen de importancia.
Después de la nochecita en el camarote, llegamos a Estocolmo sin saber muy bien qué hora era, ya que Finlandia tiene una hora más que Suecia. Nada más salir del barco, nos paró la poli y le hicieron a Honorio soplar, afortunadamente dio negativo y nos dejaron seguir.
Quedamos con nuestros amigos suecomateños y nos hicimos un recorrido en bici. Estocolmo es una ciudad que consiste en un montón de islas unidas por puentes, eso le da muchísima amplitud y hace que se le pueda mirar de lejos desde dentro, quiero decir que siempre puedes estar viendo la vista de una orilla a la de enfrente, con lo que tienes múltiples perspectivas. Una ciudad de primerísimo nivel, con muchísimos museos y actividades culturales. Fernando y Mónica y sus tres proyectos, nos enseñaron la ciudad antigua, que es una de las islas, comimos en el restaurante del museo de Arte contemporáneo, que es de Moneo, con unas vistas fenomenales sobre la ciudad y fuimos también al ayuntamiento, donde por lo visto, se entrega un premio muy famoso a nivel mundial.
En los jardines del ayuntamiento, al borde del agua, con otras vistas preciosas, los 7 proyectos que llevábamos, incluso algún proyecto terminado hace tiempo, se pusieron a hacer piruetas circenses y deleitaron a todos los allí presentes que estaban simplemente mirando las vistas.
Para terminar el día, nos fuimos a la isla de nuestros amigos a dormir, que está a unos 70 km de Estocolmo. La casa de nuestros amigos está en un sitio precioso rodeado de árboles y nos tienen que agradecer que gracias a nosotros por fin han podado los árboles, pues si no nuestra casita no cabía, así que al llegar, noche cerrada, Fernando se puso con el serrucho a cortar las ramas para poder encajar la caravana.
Hemos estado allí superagusto, en realidad es la casa de los padres de Mónica, que allí estaban y han sido majísimos y de lo más hospitalario a pesar de la invasión trapisondil que a veces es muy, pero que muy pesada. Por la mañana fuimos en bici al paraíso terrenal, un agua como un espejo con rocas calentitas de granito, y una islita por aquí otra por allá, se bañaron todos menos los progenitores B de ambas familias. Al final, Lorenzo desapareció y nos fuimos a casita, comimos, siesta y ya he llegado a los chuzos de punta, aunque ya han pasado dos noches desde entonces, es que el tiempo es imparable.
Bueno, voy a acelerar un poco a ver si consigo llegar al presente. Nos despedimos de nuestros amigos al día siguiente después de desayunar y volvimos a Estocolmo, donde visitamos el museo Vasa, que contiene un barco del siglo XVII que se hundió nada más botarlo, por avariciosos, ya que en vez de poner una fila de cañones pusieron dos, y claro, el barco dijo, de eso nada yo me quedo para que me visite la gente, y ahí está con un museo para el solito.
Después del museo ya nos fuimos, íbamos a ver a Pipi Calzaslargas, pero como los proyectos nuestros son tan plastas se nos hizo tardísimo y nos fuimos, dirección Copenhague y ahora, presente estamos a 15 km. Llegué al presente, no ya no, ahora estamos a 14km., voy acolgar esto inmediatamente.
Besos a 13 km. de Copenhague.
Las fotos, cuando podamos…12KM.